
UNA ORACIÓN URGENTE
Escucha este Pan Diario aquí:
Hace ya miles de años, el profeta Habacuc elevó al Señor una oración urgente. El profeta estaba desesperado, por donde quiera que mirase había maldad. Dice la palabra que Habacuc vivió en tiempos de mucha violencia, miseria, destrucción, discusiones, peleas, etc. ¿Y qué hizo este hombre de Dios? ¿Se entregó a las mismas barbaridades? ¿Se quedó cruzado de brazos? No, este hombre de Dios con todas sus fuerzas empezó a clamar al Señor por ayuda, y hubo una oración muy especial que hoy quiero compartir con ustedes:
“Oh Jehová, he oído tu palabra, y temí.
Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos,
En medio de los tiempos hazla conocer;
Habacuc 3:2 RV60
La oración del profeta fue contestada, a pesar de la maldad del pueblo de Israel, Dios permaneció fiel a sus promesas.
Mi pregunta ahora es ¿Cuál oración haría el profeta Habacuc en nuestros días? Yo pienso que haría una oración muy similar, pues él vería a su alrededor, y observaría que este mundo está lleno de maldad, que cada vez se aleja más de Dios y elevaría su voz al cielo clamando al Señor una vez más por un avivamiento.
Lo que pasa, amigos míos, es que ya el profeta Habacuc murió, lo que pasa es que ahora, hermanos míos, a quienes les toca clamar para que la obra de Dios sea avivada en este tiempo es a nosotros.
A veces pensamos que la gente no quiere nada con Dios, vemos tanta frialdad, tanta indiferencia, pero hoy quiero animarte a que no te dejes llevar por apariencias, créeme, la gente se está muriendo sin Dios, los vemos caminando y sonriendo como si nada estuviera pasando, pero por dentro están muriendo, porque fuimos diseñados para la alabanza y la gloria de Dios, y lejos de ese diseño, no hay plenitud.
Tal vez me puedas decir: «yo les predico a Cristo y nada», lo único que te puedo decir es ¿Ya acompañaste tu predicación con un clamor para que la obra de Dios sea avivada en esa persona?
La obra fue, es y será siempre de Dios, a nosotros nos toca predicar y clamar, predicar y clamar, y luego ser testigos del gran poder transformador de Dios en una persona, se los dice alguien, a la que hace casi 7 años el Espíritu Santo encendió una llama en su corazón, que aún arde, y continuará ardiendo, por Dios es fiel.
-Por Ale C.-
Milena B W
Amén! Sólo Él Espíritu Santo puede convencer a alguien de pecado. Nosotros predicamos, y el Espíritu Santo convence.