PUESTOS A PRUEBA

PUESTOS A PRUEBA

Escucha este Pan Diario aquí:

“Cuando Jesús miró alrededor, vio a la gran multitud que se le acercaba y le dijo a Felipe: ¿Dónde podremos comprar suficiente pan para que toda esta gente pueda comer?Jesús le dijo esto para ponerlo a prueba, pues ya sabía lo que iba a hacer. Felipe le respondió: Todos tendríamos que trabajar durante un mes para poder comprar suficiente pan para que cada uno coma aquí aunque sea un poquito.”

Juan 6:5-7 PTD

Si sigues leyendo los versículos siguientes, te vas a encontrar con un gran milagro de provisión que hizo Jesús, quien, con apenas cinco panes de cebadas y dos pescados, alimentó a más de cinco mil personas, pero hoy vamos a centrarnos en lo que pasó minutos antes del milagro.

Jesús estaba rodeado por multitudes en ese momento, pero había un pequeño grupo que estaba cerca de él, sus discípulos, con quienes podía hablar cosas que con los demás no podía, fue por eso que le preguntó a Felipe ¿Dónde podemos comprar comida para toda esta multitud?

¿Sabes por qué este versículo me atrapó? Porque el autor nos deja saber algo que Felipe no supo al momento de responder, la palabra abre el corazón de Jesús a nosotros y nos hace saber que Jesús sí sabía cómo solucionar el problema, pero quería saber cómo pensaba Felipe, es decir, Jesús estaba poniendo a prueba a su discípulo.

La respuesta correcta debió ser esta: Jesús, no podemos comprar comida, pero como tú eres el Mesías, tienes el poder para alimentar a todas estas personas, pero esa no fue la respuesta, porque Felipe hizo lo mismo que pudimos haber hecho cualquiera de nosotros: no ver más allá de sus propias capacidades.

Mientras leía esto, meditaba en tantas cosas que le he presentado a Dios en oración, pero que en mi mente trato de resolver con mis capacidades humanas y simplemente no hallo la solución, me siento cual Felipe diciéndole a Jesús: No Señor, eso no se puede hacer, no dan las cuentas y mientras tanto, el Señor nos está poniendo a prueba, y mientras tanto, el Señor está esperando que nosotros digamos la respuesta correcta: Señor, no sé cómo vas a solucionar esta situación, pero tú eres el Mesías, no hay imposible para ti.

Jesús, quien es el mismo ayer, hoy y siempre, sigue probando el corazón de nosotros sus discípulos, esperando que pensemos no como hombres naturales sujetos a sus propias capacidades, sino como hombres espirituales, llenos del don de la fe.

-Por Ale C.-