
COMO EL BURRITO
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El otro día escuche la fábula de un campesino que tenía un burrito viejo, un día por accidente cayó en un pozo, por horas rebuzno fuertemente para ser escuchado, finalmente llegó su dueño en su auxilio pero por más que se esforzó para rescatarlo no lograba sacarlo, triste y resignado llegó a la conclusión que ya su burro estaba viejo y que del pozo ya no fluía agua, entonces para evitarle tanta angustia al burro, resolvió que sería mejor cubrir de tierra aquel pozo y darle descanso a su animal.
Así vinieron sus amigos para ayudarlo a enterrarlo, el pobre animal sintiendo que su muerte estaba cerca hacia fuertes rebuznos de desesperación, después de varias paladas de tierra, aquel animal guardo silencio y ellos pensaron que había muerto, para su sorpresa luego de pocas horas el burro salió relinchando y dando fuertes rebuznos pero esta vez de alegría.
Lo que ellos no entendieron fue que este astuto animalito entendió las intenciones de ellos al querer enterrarlo vivo, por eso cada vez que le echaban una palada de tierra el se sacudía y esta caí en el fondo, así el pozo se iba llenando de tierra y el iba subiendo de nivel, porque se sacudía y majaba la tierra.
Esa linda historia me hace recordar lo que nos dice:
«Me sacó del foso de desesperación, del lodo y del fango. Puso mis pies sobre suelo firme y a medida que yo caminaba, me estabilizó»
Salmo 40:2 NTV
Muchas veces ponemos más nuestra mirada en todo lo que nos angustia, ponemos nuestra esperanza en que otros solucionen cuando más bien nos hunden más y nos sentimos como que todo se nos acaba o que no podemos ver la luz, solo logramos ver un pozo de desesperación, pero ahí en medio de la peor tormenta y de circunstancias adversas, donde no queda nada ni nadie, es cuando más sentimos a Dios, es el único que puede sacarnos de ese pozo.
No se usted, pero en lo personal doy gracias por esos momentos oscuros, mi peor momento permitió conocer la luz de Cristo y hoy puedo decir que:
«En medio de mis angustias y grandes preocupaciones, tú me diste consuelo y alegría.»
Salmo 94:19 NTV
Una persona mal agradecida tiene la particularidad de que tiene mala memoria, nunca recuerda lo bueno que Dios ha sido y de donde lo ha sacado. Si usted ha experimentado ese consuelo y alegría que sólo Dios da, hoy es un buen momento para decirle ¡GRACIAS! Porque mi peor momento estuviste conmigo.
Pastora Cleyra Rodríguez Cubillo